miércoles, 26 de septiembre de 2012

0 EL PODEROSO SENDERO DEL PENSAMIENTO


“¡Piénsate fuerte, serás fuerte!”, “¡Siente la fuerza del viento en tus pasos, entonces serás raudo y certero en tu andar!”. No caben dudas que el pensamiento es la antesala de la acción. Nuestros pensamientos trazan nuestro futuro derrotero. Lo difícil es controlar y direccionar adecuadamente nuestras ideas. Una gran cantidad de nuestro espacio mental es subconsciente, casi automático, atrapado en el oscilante e inestable péndulo de la acción-reacción. Los pensamientos de envidia, resentimiento y venganza son los pasaportes certeros hacia los pantanos de la decadencia y el sufrimiento. Pensar bien implica sabernos seres destinados a ser felices y cada vez más poderosos en el universo ilimitado de la libertad. Todo pensamiento de solidaridad deviene en una obra correcta. Toda inquietud fraternal es un ladrillo colocado adecuadamente en el edificio de la humanidad. Las cortas y breves distancias que transita un guepardo, pueden aparecer como viajes galáxicos para un caracol o una babosa. Todo depende de la relatividad de nuestra mirada. Nuestra fuerza de voluntad nos ayuda a considerar a toda dificultad como un inconveniente a ser vencido. La ausencia de voluntad y de sana aspiración nos convierte en babosas mentales, en frágiles muñecos de fino cristal prontos a romperse. En cambio, el pensamiento poderoso del gran ALMAFUERTE nos convierte en poderosos guerreros, en audaces filósofos buscadores de la vedad.   Pedro Bonifacio Palacios, Almafuerte, diría: “¡Si te postran diez veces, te levantas otras diez, otras cien, otras quinientas. No han de ser tus caídas tan violentas ni tampoco, por ley, han de ser tantas!”... “¡No te des por vencido, ni aún vencido, no te sientas esclavo, ni aún esclavo. Trémulo de pavor, piénsate bravo, y arremete feroz, ya mal herido!” Todo a nuestro rededor está llamado s evolucionar, a desarrollarse a desenvolverse. La ley de evolución es drásticamente imperativa, implica marchar resueltamente hacia arriba y adelante sin pausa. El miedo paraliza y debilita nuestras defensas naturales. La valentía y optimismo nos fortalecen hasta renglones insospechados. Los nuevos aires mentales se tutean con la belleza y la verdad, no debemos resistirnos a progresar espiritualmente. Todo a nuestro rededor conspira para nuestro bien final. El cosmos no es un capricho anónimo, las incontables estrellas con miríadas de mundos girando en perfecta órbita no surgieron de una desdichada improvisación. Más bien existe un orden perfecto actuando por doquier, orden, inteligencia y fuerza que los hombres aún no aprendimos a develar. No obstante, cada vez estamos más cerca de reconocer la autentica naturaleza de las cosas. La N.A.S.A, casi a diario, “descubre” nuevos universos signados a una expansión inconcebiblemente dinámica. Mucho más cerca se estableció que en el planeta Marte hay vestigio de existencia de agua dulce. Debemos elevar nuestra mirada y ambicionar algo más que acumular “piedritas de colores” para nuestra pobre caverna. En el vuelo audaz del pensamiento indómito está gran parte de nuestra futura dichosa libertad. El latrocinio es denigrante. La avaricia es una cachetada a la generosidad de DIOS. El rumiar dudas y angustias nos encierra en las cárceles de nuestras propias miserias. Pero nacimos para mucho más que el transitar pesadamente sobre la tierra. Existimos para “volar más allá de las estrellas” gracias a la ilimitada nave del poderoso pensamiento bueno…

  Máximo Luppino

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