0 PUCARÁ

La voz Pucará es propia de ciertos pueblos originarios del norte Argentino. Los adoradores de la madre Pachamama denominaban Pucará a sus fortalezas construidas de piedras donde se reunían para resistir un posible ataque enemigo. Los Tilcara, en Humahuaca, construyeron su Pucará para resistir a los intrusos y mantener así su cultura y subsistencia. La heroica Fuerza Aérea Argentina denominó con el nombre de Pucará a un avión de reconocimiento y ataque fabricado completamente por la fábrica militar de aviones con asiento en la ciudad de Córdoba. Este avión participó activamente en la guerra de Malvinas dejando marcado a “sangre y fuego” la heroicidad Argentina. Parece ser que ciertas palabras tiene encerrada en sí mismas una energía que les es propia y característica. Más que simples palabras son proclamas y pensamientos místicos totalmente vivos y activos. Es este el caso de PUCARÁ. Todo lo que se denomine con éste término parece estar signado a la lucha gloriosa y a un protagonismo heroico. Existen grupos denominados Pucará, empresas llamadas Pucará, fincas y campos llamados Pucará; es la precepción intuitiva de guarecerse en la fortaleza de un ideal de resistencia y lucha por defender nuestros anhelos. Las fuerzas invasoras inglesas conocieron el concepto Pucará cuando nuestros aviones de guerra descargaban sus metrallas sobre la flota pirata. En el fuego aterrador del combate, aprendieron los sajones a respetar y temer al PUCARÁ. En no pocas ocasiones abrimos una liberadora tranquera del alma e ingresamos a los campos indómitos del Pucará; ahí, en ese lugar físico y mental, nuestro corazón es dichoso. En las fortalezas nos resguardamos y protegemos a los nuestros. En los muros desparejos y agrestes de Pucará guardamos nuestros mejores pensamientos, que serán inefables arquitectos de grandes acciones futuras. Todo comienza y termina en nuestro insondable PUCARÁ.