“La Asamblea General de las Naciones Unidas reprobó por vigésima vez el embargo económico de EE.UU. a Cuba”.
Desde el año 1962 los EE.UU. mantienen un embargo económico y comercial a Cuba. Dicho de otra manera, hace 49 años que el pueblo de “La Isla” padece esta arbitraria sanción de los jerarcas hospedados en Washington. Casi medio siglo de presión política con prohibición de que Cuba ejerza el “Libre comercio” que los yanquis, tan demagógicamente, pregonan al mundo. En este año, las Naciones Unidas por 186 votos a favor volvió a desautorizar esta unilateral y drástica medida aplicada por la Casa Blanca. Solo Estados Unidos e Israel votaron en contra de esta resolución internacional. Claro está que la superpotencia acata las resoluciones que le son favorables, que en muchos casos son digitadas por ellos mismos. Las otras determinaciones del organismo internacional por excelencia no son escuchadas por el país que habla de libertad, pero que ejecuta su “verdad” armas en mano. Un bloqueo comercial tan extenso y prolongado aísla al pueblo cubano de los adelantos que la humanidad obtiene. Impidiéndole adquirir logros positivos acorde al intercambio comercial con el resto del mundo. 20 años en forma consecutiva la ONU censuró el bloqueo Norteamericano. Llegará el día en que la humanidad tome conciencia completa del barbarismo que esto implica. En un intrincado mórbido juego del “gato con el ratón”, la obsesión de la casa blanca coloca a la Habana como víctima de un “Goliat” sediento de sangre.
No deseamos con nuestros pensamientos generar opiniones de rechazo y odio, todo lo contrario, deseamos despertar una conciencia más libre e igualitaria que colabore para comprender que ningún país posee derechos de intromisión sobre otras naciones. EE UU establece una medida rígida de bloqueo comercial desde 1962, parecería que en todo este tiempo nada sucedió en la humanidad como para permitir a la clase política estadounidense evolucionar y replantear sus extremas medidas.
La tan mentada tercera posición del peronismo establece amistad y solidaridad con todos los pueblos del mundo. Pero a su vez, rechaza el uso de la fuerza militar en el planeta para “disciplinar” gobiernos, someter estados o apoderarse de las riquezas y materias primas que son propiedad de otros pueblos.
Soñamos con una Cuba con elecciones libres y democráticas, pero mucho más deseamos que EE UU deje crecer a nuestro hermano pueblo latinoamericano. Si la política de la Casa Blanca no se adecua a la evolución de la humanidad, el reloj que marcara los futuros tiempos del planeta pisoteará su tozudez y su obsesión intervencionista. Nuestra patria grande debe continuar este dichoso proceso de integración regional, una ancestral cultura nos cobija bajo su dichosa verdad de pueblos pacíficos y libres. Gente enamorada de la vida y de sus bellezas, personas buenas que no gozan sometiendo a otros hombres. La unidad de un mismo pasado y la proyección de un destino en común nos motivan a trabajar sin rencores para el crecimiento de nuestras naciones. No sabemos cuántos llamados más deberá realizar la ONU para que EE UU no intente mutilar al Hermano pueblo cubano. Lo que hasta ahora ha logrado “el gran país del norte” es que cada vez, las nuevas generaciones, admiren más la resistencia pacífica de un pueblo pobre económicamente, pero muy rico en ideales y dignidad. Si a algunos no los convencen las razones políticas, tal vez algunas realidades “de piel” los convenzan; muchos “Yonis” pretenden mirarnos de arriba “del caballo”, mientras para los cubanos, los argentinos somos sus hermanos. Si no tenés vocación de esclavo bien sabrás de qué lado debés estar.
Máximo Luppino
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