miércoles, 26 de septiembre de 2012

0 ENTRE POSTES Y GENERALES


Una línea de postes estáticos  clavados en la proximidad de las tranqueras mirando, esperando, aguardando,  no pueden moverse. Pero su función es estar de pie como una sombra del poder del sol. Como centinelas silenciosos de los embates de las duras tempestades.  Estoicos en su función de resistir, mudos ante los designios del destino. Postes que supieron ser madera verde y padres generosos de millones de hojas danzarinas. Madera con recuerdos de infinitas noches con miríadas de estrellas cómplices de sus divinos sueños. Postes de tan espartana conducta que soportaban las ganas de derramar sus cristalinas lágrimas hasta que azotaba sobre ellos una lluvia potente o un susurrante roció. Entonces, recién ahí, para que nadie lo notase, en la inmensidad de la llanura colosal, se permitían soltar sus llantos cargados de nostalgias viejas. Así, entre las gotas del cielo y sus suspiros buenos, se acariciaban ideales de futuros poetas. Los postes son referencia obligada a partir de ellos mismos. Hacia un lado o hacia otro los rodean los pastizales incontables con su aura de libertad eterna.
Los postes recuerdan a todos los seres que pasaron a su lado. Tiempo para pensar les sobra a borbotones. Se llenan de dicha cuando los pájaros cantores descansan sobre su gris continente y se quedan solos evocando aquellos trinos celestes que les regalaron tanta felicidad en su firme misión.

En ocasiones, grandes generales portadores de glorias sin parangón, empuñando sus poderosas espadas llenas de triunfos, descansaron cerca de ellos. Algunos sujetaron las riendas de sus alados corceles a su alrededor. Nuestros postes vibraban de emoción al ver a estos comandantes con sus capas azules flamear al viento, tomando rotundas decisiones sobre la vida y la muerte de sus semejantes. Inclusive, existieron quienes por fruto del cansancio supieron descansar apoyándose confiados sobre estos añosos pilotes. Luego, las legiones se agrupaban rápidamente a la voz de los jefes y raudos, orgullosos y fieros continuaban su marcha cabalgando hacia su próxima batalla, hacia su próximo desafío. Pero hasta  esos oficiales de tan digno rango jerárquico se vieron forzados a descansar apoyándose sobre estos viejos postes ajados por los azotes del tiempo. El hombre más poderoso que podamos concebir, tarde o temprano necesitará un poste en que apoyarse y descansar. Un refugio donde curar sus heridas, una cueva segura donde encontrar el sueño reparador que le devuelva las fuerzas perdidas. Así es que, si alguno piensa que sólo eres un humilde poste, solamente aguarda Llegará el día en que algún poderoso necesite apoyarse en tu humilde firmeza. Y si en el teatro de la vida te encuentras ataviado con los ornamentos del generalato, no olvides jamás que necesitarás del viejo  modesto cuenco para beber el agua de vida que tanta sed de verdad reclama.
La vida interactúa entre sí con todos sus elementos y personajes. La vida es interrelación interdependiente entre la generalidad de las partes, partes que conforman un TODO.
Entre postes y generales la existencia siembra enseñanzas que debemos asimilar. Entre postes y generales, la llanura disfruta de su eterna inmensidad.

Máximo Luppino

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