miércoles, 26 de septiembre de 2012

0 SAN MIGUEL ARCÁNGEL


El bien y el mal, la luz y las tinieblas han librado arduo combate entre si desde ancestrales tiempos. Podemos definir al mal como el reino del egoísmo atroz, la negación de la evolución y del progreso del alma del hombre y de la creación toda. El mal es la desobediencia del Plan de DIOS. No hablamos de una desobediencia infantil o adolecente, el mal es desear la ceguera anárquica por sobre la belleza del orden natural.
Cada vez que pensamos, colocando el YO por delante del TODOS, somos funcionales a las estrategias lúgubres del abismo. Por lo contrario, cuando deseamos compartir nuestra ventura con los demás nos acercamos al dulce jardín de la felicidad plena.

El plan Divino, creemos, tiene que ver con la implantación del AMOR entre todas las criaturas. El bien es saber que fuimos creados para ser definitivamente libres de todo límite. Alegría suprema con capacidad de crear, a semejanza y en sintonía con aquel ESPÍRITU CÓSMICO que todo lo abarca, que todo lo contiene…
Ya sea en las respetables creencias religiosas, o en el no menos cierto mundo de las esotéricas creencias del simbolismo universal. Vemos que se hace referencia a los ángeles y arcángeles como los auxiliares del BIEN y de la VERDAD.
DIOS, posee legiones de querubines, serafines y toda su Jerarquía Angélica a través de la cual manifiesta su voluntad.
Nuestro querido municipio posee el nombre de uno de las criaturas celestiales más célebres, nos referimos a San Miguel, que hace honor a las glorias del glorioso arcángel. Creemos firmemente que los nombres de localidades y personas son parte activa de un destino que gestamos continuamente con nuestros pensamientos y acciones.

En la abrumadora cotidianidad de nuestra vida tomamos decisiones que marcaran el devenir de manera rotunda. La ausencia de rencor, miedo y envidia permite aflorar el indomable espíritu creador del hombre. Para los momentos de lucha y de sacrificio, elevemos siempre nuestra mirada al cielo, quizás el siguiente párrafo de la conocida oración de San Miguel Arcángel pueda oficiar como un acumulador de energías celestiales, como un himno de optimismo sin límites. Compartimos un fragmento de la conocida oración:

“Oh Glorioso príncipe de la Hueste Celestial, San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla y en el terrible combate que estamos librando contra los principados y Potestades del aire, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, en contra de todos los Espíritus del Mal Ven en ayuda del hombre, a quien Dios Todopoderoso creó inmortal, hecho en ayuda del hombre, a quien Dios Todopoderoso creó inmortal, hecho a su imagen y semejanza, y redimido por un gran precio, de la tiranía de Satanás”…
Parte de lo que llamamos Mal convive como una gota de veneno en nuestro océano de bondad eterna. Cualifiquemos lo correcto, lo adecuado. Apreciemos el bien en nuestro prójimo. Sembrando alegría a nuestro rededor elevamos la dicha de nuestro corazón.

Máximo Luppino

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