0 NO SE MENDIGA DIGNIDAD

La pisoteada pequeña pizca de pasto al costado del camino lucha incansablemente por crecer. Los rosales combaten gloriosamente contra las invernales frías noches para no morir, el deseo de regalarnos una hermosa flor las hace persistir en su afán de germinar belleza. La gacela corre por su existencia cuando los organizados temibles leones se aproximan en busca de su alimento. Los leones deben cazar para vivir, las gacelas deben huir para subsistir. Cuando se aproxima un problema, ¿huyes como una grácil gacela o sales a cazar el origen de la dificultad para poder continuar tu marcha hacia la libertad? ¿Mojarritas o tiburones?...
Se pueden pedir alimentos y frazadas si la desgracia nos alcanzó, pero jamás se debe mendigar la gloria del sentirse hombre. Tal es la crisis de valores, que algunos pretenden que los demás no vean para justificar su propia ceguera espiritual. Los blancos jazmines son bellos porque pelearon por vivir; entonces, alegres y realizados nos regalan su embriagante aroma. Los jóvenes deben pelear por surgir y protagonizar los roles sociales que les aguardan. Los que peinamos canas debemos perdurar hasta que los apóstoles de las nuevas generaciones demuestren responsabilidad en la acción.
Si un individuo lloriquea por un protagonismo que no tiene, o por la dicha que le es esquiva, debe buscar más fuerzas en su interior, más lucidez en su mente, más coraje en su corazón… Pero nunca jamás debe culpar al sol por su rol de iluminar, si las nubes de la duda no le permiten apreciar su redentora luz… Si buscas ejemplos de valor y coraje, mira atentamente el ecosistema de tu jardín, verás en las dulces flores el más aguerrido romántico gladiador. La lucha es belleza sublime. La cobarde comodidad es un cruel monstruo que devora nuestra sed de gloria… Así es que con la espada o con la flor, con los libros o la pala puedes construir victorioso tu destino de grandeza…