miércoles, 26 de septiembre de 2012

0 MEDALLAS INVISIBLES


En pocos días más, se producirá un recambio en las autoridades políticas del país acorde a los designios del pueblo democráticamente manifestados en las últimas elecciones del 23 de octubre. Nuestro amado distrito de San Miguel no escapa a esta general regla. El 10 de diciembre, el doctor Joaquín De La Torre comenzará a transitar su segundo mandato como intendente municipal. Lejos quedaron las habladurías huecas de profanas charlas de café, donde desorientados videntes de cerradas noches vociferaban oscuras profecías proclamando el fin político de Joaquín. Otros supuestos contrincantes no acudieron al veredicto de las urnas y se bajaron del pedestal imaginario al  que los condujo su propia soberbia y, simplemente, empacaron su caja registradora rumbeando sus días a  contemplar dichosos los glamorosos atardeceres de Puerto Madero.
 Mientras aquí, en San Miguel, los hombres laboriosos continuaron edificando una comunidad más justa y digna. El lujo de Puerto Madero parece producir cierta urticaria a los devotos de las mateadas interminables con abundantes bizcochitos de grasa. Doña Eusebia disfruta la paz del patio de su casa bajo la sombra de sus frondosos álamos, ve corretear libres a sus nietos, respira aire de barrio, sus horas de recuerdos tienen ritmo de chacareras y nostalgia de polvorientos caminos campesinos. En la mayoría de la ocasiones, el brillante oro es derrotado por las tonadas pueblerinas de nuestra gente humilde y buena. La batalla de la evolución se libra segundo a segundo en nuestra conciencia. De esta manera, percibimos que los verdaderos pobres son los huérfanos de FE, los carenciados de amigos, los postergados en ideales. Todos los que escucharon los sonidos excitantes de las monedas quedaron sordos a su celestial música interior de dicha infinita.
En este recambio de funcionarios del cual hacíamos mención al principio de nuestras líneas, se va a modificar el Concejo Deliberante de nuestro distrito, como cada dos años. Muchos amigos dejarán la banca de concejal, cargo con el cual fueron distinguidos por sus semejantes de la localidad. Nosotros hemos construido una positiva relación con cada uno de ellos, muchas veces en el disenso, en la confrontación de criterios y en otros casos en la hermandad de acción.
 Deseamos resaltar, entre todos estos amigos, al doctor Martín Tuma. Martín es una suerte de “Bicho Raro”, para algunos “Bicho Feo”… Pero esto es sólo una cáscara que envuelve un corazón generoso y sensible. Podemos hablar a los cuatro vientos de la calidad de gente de Martín Tuma, sobre todo teniendo en cuenta que en nuestro pasado estuvimos profundamente distanciados. Malos entendidos, ignorancia, prejuicios y la imprudencia de no tomarse el tiempo adecuado para tratar a una persona son los factores que nos llevan a enemistarnos torpemente con gente que luego apreciamos sustantivamente. El compañero inseparable de Martín es su orgullo, en ocasiones le juega partidas en su contra. Pero sabemos reconocer que ese orgullo alimenta su dignidad y sus valores, transformándose en una fuerza que no le permite darse por vencido en ninguna circunstancia.
En los últimos cuatro años encontramos en el compañero Tuma un amigo leal, incapaz de mirar para otro lado si sus afectos lo necesitan. Saludamos a este personaje de San Miguel que fiel a su rígida estructura continuará amando descarnadamente a su hermosa hija, seguirá desayunando casi de madrugada, durmiendo la siesta con la puntualidad de un sagrado ancestral rito. Continuará solitario y taciturno  murmurando ambiciones proyectadas mientras camina en busca del próximo hoyo. En definitiva, es Martín Tuma nuestro amigo, por el cual respondemos, por el cual nos colocamos espalda con espalda cundo los mercenarios de la vida atacan… Tuma, el que se abraza a su tabla de valores, Tuma el que aprende a los golpes, Tuma el que no te va a fallar. Conforme Martín se aleja de la banca de concejal, más se acerca a nuestras vidas, más se agiganta su función. Martín Tuma no muestra a nadie sus medallas invisibles…
 Máximo Luppino

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