miércoles, 26 de septiembre de 2012

0 MARTÍN FIERRO, 26 AÑOS


Trujui no es el msmo que hace 26 años atrás, nosotros, todos, no parecemos los mismos que hace 26 años atrás. Un sin número de canas han visitado nuestra cien, una avalancha de alumnos vivieron una multitud de horas en nuestra escuela. Los hijos de muchos jóvenes de ayer, ya hoy son nuestros nuevos alumnos. Sus padres los orientaron a concurrir a nuestro establecimiento. Crecimos a la par de nuestra poderosa araucaria del patio escolar. Nosotros, como la dulce araucaria, aprendimos a resistir. El gran árbol luchó mucho para vivir, sobre todo cuando era muy pequeño, apenas una débil rama poblada por un pequeño número de hojas. Hoy, le permite al viento cantar latanias de gloria en su magnífica copa verde. Miramos la araucaria y vemos un reflejo de la vida del colegio. Los ideales fundacionales de Martín Fierro están más vigentes que nunca. Nuestros alumnos se deben sentir protegidos dentro de las fronteras cálidas y poéticas de nuestro establecimiento. No son sólo chicos y jóvenes estudiando, ¡son familia activa de un sueño de grandeza!... Sabemos que egresaron buenos ciudadanos de nuestras aulas. Sabemos que todos nos enriquecimos relacionándonos y compartiendo el aprendizaje. Martín Fierro es una poderosa idea lanzada hacia el futuro infinito de un tiempo mucho más perfecto que este que vivimos hoy. Patriotismo, Matemáticas, Historia y Literatura se han entremezclado con sufridas experiencia familiares. Los días fueron un  océano de emociones en el cual hemos sabido navegar. Hoy, como ayer, escuchamos los “cantos de sirenas” de un puñado de mentirosos crónicos que falsamente pretenden ostentar medallas que jamás ganaron. Pero así se presenta la vida como la inefable letra del sensible Discépolo: “¡La biblia y el calefón!”… Mientras algunos poseen vocación de “sombras” de los poderosos o influyentes, en Martín Fierro continuamos creciendo. Nuestra premisa es jamás detenernos. No sólo en el crudo hemisferio de los rudos parámetros materiales, sino en la creación de un cielo más amoroso en la celeste infinitud de un aula escolar. Las aulas de estudio se asemejan a túneles mágicos donde aprendemos a pensar. Mundos celestes donde comenzamos a caminar el sagrado terreno de nuestra propia alma. Martín Fierro, 26 años. ¡SIEMPRE ADELANTE!...
                    Máximo Luppino 

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