Desde el momento mismo del mágico nacimiento comienza la cuenta regresiva que nos depositará en las indiferentes mortajas de la muerte que es un pasaporte obligado al más allá.
Éste es el primer concepto de reflexión donde la contradicción y la coherencia comienzan a sacudir nuestro modesto entendimiento. Las fantasmagóricas sombras de la noche no pueden opacar las magníficas danzas de colores que surgirán con la divina aurora. Debemos absorber oxigeno continuamente, bocanada tras bocanada para poder existir en este plano de manifestación; cada inhalación nos trae coherencia, cada exhalación se asemeja a una contradicción…
Si para no tener contradicciones debemos enjaularnos en dogmas carentes de espíritu, o atarnos a los designios arbitrarios de los selectos y exclusivos miembros de la "sociedad sana"…Bienvenida la contradicción creativa, libre e inspiradora que nos permite vivir y opinar según el AQUÍ y el AHORA. Si para presentarnos como coherentes debemos poseer todas las respuestas de antemano, calculadas y ya decretadas por una lógica sin corazón; bienvenida, entonces la contradicción que nos preserva de ser enajenados zombis, reyes aristócratas de las apariencias mundanas. En última instancia sólo los santos iluminados saben qué es coherente y qué es contradictorio, pero ellos nos orientan sin juzgarnos. 
En cambio los autodenominados "pulcros de la acción" nos juzgan, nos condenan y en el pasado quemaron a sus hermanos en las hogueras purificadoras de los pecados. Me alegra tener amigos de cuestionada reputación, ¡son mis amigos! Con los que luchamos, perdimos y ganamos, en síntesis con quienes compartimos la vida, con sus infinitos momentos de consciencia desplegada. No puedo menos que recordar al gran filósofo: "sólo sé que no sé nada" ¿Cómo definir al que cree que todo lo sabe? Y que además dicta clases de moral republicana, social y revolucionaria desde el jardín de su solitaria multitud coherente, muy coherente…
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja
 
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