¿Se pude cosechar amistad mientras se ejerce cierto poder desde la política? Creemos firmemente que se puede y se debe cultivar fraternidad y amistad desde el ejercicio del poder. Si las personas no somos capaces de ser sensibles, comprensivas y tolerantes cuando la ilusión terrena del pequeño gramo de poder visita nuestras manos; ¿qué nos queda esperar?... ¿Sólo “humildad” cuando nuestras alforjas están vacías? La “mansedumbre” del paria, es ficticia, a excepción que el individuo haya elegido el ostracismo por propia soberana decisión. Así, algunos grandes hombres renuncian al juego del poder infantil terreno, para encontrar la verdadera fuente de la voluntad creadora. Pero mucho más acá, casi en el subsuelo de la realidad, cada migaja de pan es defendida a “capa y espada”. Con el tiempo cobramos consciencia de que peleamos y sufrimos por tomar vulgares posesiones que, más temprano que tarde, nos ocasionaran sufrimientos indecibles. Deambulamos trasnochados para poder reunir dentro de nuestra bolsa de viaje algunos espejitos de colores, unas cuantas monedas de cobre y varios “títulos” de propiedad que infantilmente dicen: ¡el universo es tuyo!, ¡eres un “ganador”, “aquí está tu título de triunfador!...”
¡Qué lejos estamos del genuino sendero! El tiempo no detiene su implacable pasar, y el conocimiento está distante aún de nuestra consciencia. Parte de la lucha del hombre es la de convivir con presiones y dudas. Discernir a las apuradas y sin desmayo lo que es mejor para todos. La opción no es fácil ya que el sudor del combate nos nubla el nítido mirar. Codiciosos intereses están presentes por doquier. No es una pecaminosa exclusividad del “mundo político”. ¿Acaso nuestros fieles perros no se toman a mordiscos por un viejo y despellejado hueso abandonado? Pulcros oficinistas propinan crueles zancadillas a sus compañeros por el tan esperado ascenso. Qué decir del mundo comercial, comprar a dos y vender a ocho. Si cada ciudadano mejora en su labor cotidiana también mejorará la calidad política del mundo.
¡Qué lejos estamos del genuino sendero! El tiempo no detiene su implacable pasar, y el conocimiento está distante aún de nuestra consciencia. Parte de la lucha del hombre es la de convivir con presiones y dudas. Discernir a las apuradas y sin desmayo lo que es mejor para todos. La opción no es fácil ya que el sudor del combate nos nubla el nítido mirar. Codiciosos intereses están presentes por doquier. No es una pecaminosa exclusividad del “mundo político”. ¿Acaso nuestros fieles perros no se toman a mordiscos por un viejo y despellejado hueso abandonado? Pulcros oficinistas propinan crueles zancadillas a sus compañeros por el tan esperado ascenso. Qué decir del mundo comercial, comprar a dos y vender a ocho. Si cada ciudadano mejora en su labor cotidiana también mejorará la calidad política del mundo.
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja.
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