Los voraces fantasmas de la derrota viven escondidos en los rincones más profundos de nuestra mente, se alimentan de nuestros miedos y vacilaciones, afloran en las oscuras noches de egoísmos y pretenden devorar nuestra FE.  Los hombres creamos espectros temibles en los  inmensos confines  de nuestra imaginación, surgen casi involuntariamente, con el tiempo crecen, se agigantan y pretenden despiadadamente dominarnos… “¡Contempla al miedo de frente y éste dejará de molestarte!” afirma un poderoso pensador; demorar la “hora de la verdad” no nos trae más que agonía prolongada y dolor extra.
Falsos son los aplausos, ilusorios son los insultos, la verdad vive gloriosa e inmaculada en la cumbre misma de  nuestra despierta consciencia. Hoy caricias, mañana palos, risas y llantos son ramas de un mismo árbol. Los estoicos, los monjes cartujanos, los samuráis, los espartanos, los poetas y filósofos, los auténticos guerreros de todos los tiempos resolvieron la cruel encrucijada; ni derrotas, ni victorias, sólo lucha y aprendizaje permanente nos conducen a la imperturbable paz interior, estabilidad verdadera que no se perturba por el resultado de nuestras acciones. 
Al comprender que existen momentos que sí o sí debemos afrontar tenemos el deber de prepararnos con la mayor entereza posible, sacando valentía de donde creíamos, no la había. Así como nuestra mente edificó temores, la misma todopoderosa mente puede develar al intrépido pensador que mora en nuestro interior: así, resueltos e invencibles, nos dirigiremos hacia el bien supremo. Los amorosos vientos del destino se ofrecen gentiles y dispuestos a acompañarnos en la gran batalla, ellos siempre soplarán venturas a nuestro favor, ya que el Dador De Toda Vida dispuso la creación cósmica como una infinita escuela de aprendizaje.
Los fantasmas se diluyen al observarlos sin temor, se marchan para jamás volver, no resisten la ausencia de miedo, no pueden vivir donde brilla la luz de la valentía.
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja 
 
0 comentarios:
Publicar un comentario