El tic-tac del reloj anímico pareció detenerse y el recinto deliberativo de San Miguel se introducía en un fantástico hemisferio surrealista.
La antiquísima noble política estaba siendo ataviada con trajes de lentejuelas y plumas de pavo real auténticas. El personal del HCD y su presidente trabajaron con ahínco para que la sesión inaugural sea lo que fue: ¡una muy buena reunión!
No obstante un estilo "pro", más propio de Macri que de nuestro combativo justicialismo, estaba boyando de rincón en rincón. Una alocución impecable desde lo técnico adolecía del "conocimiento político" de saber "quién es quién"; estrujando, con indiferente frialdad, las historias de tantos militantes presentes.
Por suerte, pronto el señor intendente Joaquín De La Torre se hizo presente; con su personal estilo rompió el tedioso "acartonamiento", recordando que el club de "los cuervos" cumplía 100 años de vida (Julio Franchino agradecido). Joaquín emanó optimismo y decisión inequívoca de cómo llevar a San Miguel adelante con justicia y equidad; en un discurso puntual se exhibió conciliador y portador genuino del poder político San Miguelino.
Insistiendo con su estilo "Legranesco", el presidente del HCD, el compañero concejal Hipólito Fuentes, realizó inauguraciones y aperturas un tanto fuera de foco, distrayéndonos del evento institucional central que era el discurso inaugural de sesiones ordinarias dado por el señor intendente municipal; en este sentido a "Polito" le restó sólo descender de las faranduleras escaleras para emparentarse totalmente con "la diva de los almuerzos"…
Desde el corazón mismo de nuestra soberana doctrina peronista, Agustín Santa Cruz y "Cacho" Caporaletti custodiaban nuestros pasos militantes, cual dos invencibles guardianes del fuego sagrado de Perón y Evita, la política los bendice con el respeto que se le dispensa a los grandes. La música se detuvo, las luces lentamente se apagaron y el silencio continuó guiándonos con decisión hacia el DUEÑO DE LOS MOMENTOS.
Máximo S. Luppino.
 
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