La política es uno de los espejos donde la sociedad refleja su verdadera ética, su conducta y sentir. A menudo escuchamos quejas sobre la “clase política” y está bien que se señalen errores e injusticias; pero… ¿De qué lugar provienen los políticos? ¿De qué galaxia distante? ¿Qué moviliza a un hombre a la acción política?
Los ideales esbozados en el living del hogar, control remoto en mano; con música de fondo, deben ser mantenidos después de subir al ring de la fatigosa cotidianidad y dar la batalla del sudor diario para llevar “el mango a casa”; aquel mango que le permite dar de “morfar” a los suyos.
Un pensamiento es real cuando es sostenido en el tiempo y emerge victorioso sobre los pantanos lodosos de la materialidad reinante.
Facho, zurdo, chupa sirio, milicote y tantas “casillas” más donde encerramos a nuestros semejante por su pensar y su sentir. Una sociedad prejuiciosa nunca será libre, y al no dar libertad a otros nos encarcelamos nosotros mismos en estrechos criterios que son suburbios del pensamiento elevado.
En ocasiones condenamos a nuestros semejantes por lo que piensan, por cómo actuó social o políticamente y hasta por quiénes son o fueron sus amigos; como si tendríamos que seleccionar a nuestros seres amados catálogo “moral en mano” o luego, de que resulte exitosa, la evaluación del publicitado “detector de mentiras”… ¡Amistad transparente!...
Los fariseos llegaron un tanto después al corazón de JESÚS que el ladrón devoto al lado de su cruz. No somos jueces de nuestros hermanos ni restauradores de una moral que muchas veces nos es ajena. Ocupémonos de nuestra propia vida y deberes. Si pretendemos que algo mejore mejorémonos a nosotros mismos; es en el insondable territorio del ALMA humana donde se forja la libertad y justicia.
Máximo S. Luppino.
 
0 comentarios:
Publicar un comentario