Un ídolo deportivo o de la canción no necesariamente esgrime valores éticos y morales, en no pocos casos son famosos y nada más.
El avance tecnológico, el vértigo informativo y el frenético ritmo de vida trajeron aparejado cierta confusión a la hora de evaluar valores y de establecer verdaderos parámetros de modelos sociales a seguir.
La confusión dijo presente y entre las revistas de chismes faranduleros y los catálogos de ofertas de los supermercados ahogamos al QUIJOTE y olvidamos LA DIVINA COMEDIA.
Los grandes cambios casi siempre llevan implícito cierto desorden y mientras el universo del nuevo pensamiento se establece la mudanza es incómoda.
No debemos confundir habilidad con virtud, ni fama con prestigio.
La habilidad es fruto del ejercicio correcto, la virtud es un valor que nos exige entrega, atención más allá de nuestra comodidad y egoísmo, es una lucha constante por superarnos.
La habilidad es fruto del ejercicio correcto, la virtud es un valor que nos exige entrega, atención más allá de nuestra comodidad y egoísmo, es una lucha constante por superarnos.
Mientras que la fama puede ser producto de una acción o accidente publicitario, el prestigio es el concepto positivo que un hombre acarrea luego de una larga trayectoria de coherencia ética.
El prohombre en muchas ocasiones está vestido con el manto humilde del anonimato, pero ahí está, cerca de la solidaridad, en la trinchera del servicio al prójimo.
Alejémonos del engaño del PARECER para palpar la realidad del SER.
Desde nuestro hogar y la escuela debemos arrojar claridad y armonía, la persona honesta es valorada y va camino a la libertad. Los sueños flexibles y utópicos perduran más que el rígido acero de la indiferencia.
El sutil aroma de las flores del compartir es dulcemente recordado, la fetidez de la carroña egoísta es despreciada.
Desde nuestro hogar y la escuela debemos arrojar claridad y armonía, la persona honesta es valorada y va camino a la libertad. Los sueños flexibles y utópicos perduran más que el rígido acero de la indiferencia.
El sutil aroma de las flores del compartir es dulcemente recordado, la fetidez de la carroña egoísta es despreciada.
Más que ídolos de fin de semana construyamos héroes llenos de gozo por crear y ser útiles a la sociedad.
Máximo S. Luppino
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