El próximo domingo, 14 de agosto, el pueblo de la Nación acude a las urnas en lo que serán las primeras elecciones primarias abiertas y simultaneas de nuestro país. El resultado electoral de este histórico día marcará una tendencia de la incuestionable voluntad del “gran soberano”. ¿El mensaje de las urnas dará margen para reformular conductas de los candidatos? ¿O será ya un anticipo del veredicto decisivo de las definitivas elecciones del mes de octubre próximo?
Sin lugar a dudas, el “diario del lunes” será uno de los más esperados de los últimos tiempos. Aciertos y errores se tejerán conjuntamente en el paño inédito de un nuevo escenario mundial. El orden económico del planeta está siendo cuestionado por la realidad misma. La superpotencia mundial autora y devota a ultranza de capitalismo mercantilista está a punto de entrar en cesación de pagos. El continente europeo es sacudido a diario por reclamos populares ante una falta de trabajo y oportunidades para sus jóvenes. Economías que ayer se exhibían como exitosas, hoy piden a gritos desesperados salvatajes monetarios cada vez más abultados. “Indignados” en España, reclamos estudiantiles violentos en Chile, Una Inglaterra cruzada por incendios, saqueos y desordenes que estremecen a la mismísima flema aristocrática Británica. Todo parecería indicar que en la humanidad se aproximan tiempos de cambios. Quizás estemos presenciando las primeras luces de una inédita aurora espiritual para un hombre agobiado por las urgencias materiales y un consumismo salvaje que lo impele a postrarse ante la herejía del “Becerro de oro”. Con este panorama mundial, los argentinos concurriremos a las urnas. La gente concurrirá esperanzada y gustosa, consciente más en el derecho que en la obligación que significa elegir a nuestras futuras autoridades. Mucho nos falta construir como sociedad pujante, pero cuidado a no desmerecer lo ya realizado, a no quitarle valor a lo que ya logramos como país. Muchos de nuestros hermanos argentinos diseminados por el mundo quieren volver a nuestros parámetros criollos de una comunidad mucho más sensible y humanista, ellos saben que la patria los añora. Nos quisieron hacer creer que no sabíamos administrar, ni llevar nuestras economías adelante, cuando la realidad indica que Bolivia, Paraguay, Argentina, Brasil y el resto de nuestros países hermanos poseen sus cuentas mucho más en orden que los acartonados burócratas de Wall Street. ¿Quiénes son los improvisados ahora a la luz de los fracasos de la usura internacional? Esperemos que los portadores de la “razón única” no responsabilicen a la soberana república de Zimbabue de los “desajustes financieros mundiales”. Las fórmulas económicas “infalibles” del F.M.I fueron una farsa de mal gusto. Cuando votemos recordemos todo, absolutamente todo, de dónde venimos, cómo estamos y hacia dónde queremos ir. Elijamos a las personas que nos reflejen mayor confianza y capacidad para llevar a delante la pesada carga de la función pública. Sufragar es una parte importantísima de la vida democrática, pero no lo es todo, debemos aumentar nuestro nivel de compromiso solidario. Comprendiendo que “nadie se realiza en una comunidad que no esté realizada” adecuaremos nuestras conductas en sintonía con los pensamientos fraternales que nos permitan relacionarnos bajo parámetros mucho más sensibles. Comprendiendo el dolor de nuestros semejantes es como asimilamos y superamos nuestro propio dolor. Desarrollando la virtud de la compasión es como nos elevamos como personas. El 14 de agosto votemos libres, esperanzados, gustosos y hasta agradecidos por esta nueva oportunidad de ser protagonistas de nuestra propia historia.
Máximo Luppino
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