miércoles, 26 de septiembre de 2012

0 FACUNDO CABRAL

Dios nos prestó a su mejor juglar, caminó entre nosotros, elevó el canto al rango de oración, hablaba siempre del señor de los cielos y, cuando callaba, compartía con su pueblo su silencio lleno de sabiduría. Lo escuchamos, lo disfrutamos, mucho hemos aprendido de sus recitados de amor y armonía. Solía decir: “¡El mundo es mi hogar, es mi casa; eso sí, la Argentina es mi cuarto, mi habitación!”. 
 
 Las milongas de su guitarra nos hacían respirar frescos aires pamperos. La gran Teresa De Calcuta intercambió mensajes del altísimo con nuestro Facundo. Observó un fragmento nítido y exacto de la verdad infinita con el mismísimo Krishnamurti. Entrelazó versos audaces con Borges en la plenitud mágica de una mesa de café. Facundo nos decía sobre las dificultades y el modo de superarlas:   “¡No digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, y te lo recordará cada vez que  intentes superarte, más bien piensa que puedes y podrás!”… En esta afirmación, Cabral manifiesta el poder del pensamiento y la peligrosidad de las afirmaciones inadecuadas.  Los sabios suelen  manifestar su dimensión insondable con apenas un modesto canturreo o con un gesto cómplice lograr un guiño travieso del universo. Facundo Cabral relataba cuando con apenas 9 años de edad conoció al General Perón y a Eva en un tedeum. Se acercó para pedirle trabajo para su madre que estaba en la Patagonia. Evita le da trabajo en Tandil cuidando un establecimiento educativo.
 
 Sacaba este relato de todo contexto político, solamente relataba su experiencia en aquellos días felices de nuestra Nación. Hoy, el cosmos reclamó una parte de sí mismo, hoy, las estrellas brillarán con más luz que siempre, ¡Facundo está con ellas!...Cabral contaba que jamás podía escribir o pensar ficción, porque su vida había sido demasiado mágica para pensar en términos de ficción.
 
No podemos más que prometernos  jamás olvidarlo y, si miramos con los ojos del alma, quizás lo veamos en cada canción y en todas las poesías. Lo homenajeamos evocando sus frases poderosas. A nosotros nos queda transitar el camino que él ya divinamente caminó. Facundo dijo: 
 
-         "Tienes un cerebro como Einstein, tienes un corazón como Jesús, tienes dos manos como la Madre Teresa, tienes una voluntad como Moisés, tienes un alma como Gandhi, tienes un espíritu como Buda. Entonces, ¡cómo puedes sentirte pobre y desdichado!"
 
Para luego rematar en una síntesis divina y perfecta su máxima convicción:
 
-         “¡Ama hasta convertirte en lo amado. Es más, hasta convertirte en el amor!”
Facundo vivía con desprejuiciada alegría, contagiaba dicha constante, Cabral es felicidad cósmica a partir de las caricias sureras de su argentina guitarra.
 
¡Gracias a nuestro pampeano ciudadano del universo; gracias, Facundo Cabral!

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