El viernes 26 de agosto los diarios Argentinos daban cuenta de esta noticia. El texto informativo continuaba diciendo: “El búnker aloja un centro de control y mando de las fuerzas leales al dictador. El organismo de defensa británico informó además que no tiene indicios de que el dictador libio se encontrara en su interior cuando se produjo el bombardeo.” No pudimos evitar observar como en pocos renglones utilizaron el calificativo de dictador para con el líder Libio.
En efecto, Kadafi estableció un gobierno dictatorial en su país. Pensamos entonces, siempre honrando la verdad histórica, ¿cómo calificaríamos a las fuerzas de la OTAN, y especialmente a las británicas? ¿Podríamos denominar el bombardeo de Libia como una acción libertadora? Indudablemente pocas personas califican estas acciones bélicas e intervencionistas como “adecuadas”; sin que esto implique avalar dictadura alguna en cualquier lugar del planeta. Lo que sucede es que al que fuera tres veces presidente de la nación, el General Juan Domingo Perón, la prensa “amiga” o asalariada de los EE. UU. Llamaba al General como el “Tirano prófugo”. También denominaba al general cómo el segundo dictador; el primero, decían, fue el brigadier General Juan Manuel de Rosas. Entre muchos denominadores comunes “el restaurador de la leyes” y el jefe del peronismo se opusieron a la opresión imperialista de Gran Bretaña, y, en el caso de Perón, también a la de Estados Unidos.
Lo tragicómico de estos entretelones es que todas las dictaduras golpistas militares latinoamericanas se planeaban y avalaban desde Washington. O tendremos que recordar una vez más la guerra de Malvinas. Es inevitable imaginar un aire de familia bélica y asesina entre los que hoy bombardean Libia y los que hundieron cobardemente al Crucero ARA GENERAL BELGRANO fuera de la zona de guerra. O con muchos de los soldados ingleses que HOY están ocupando militarmente nuestras queridas islas Malvinas. Hasta donde nuestra modesta compresión llega a observar apreciamos que a la OTAN le interesa más el petróleo que las libertades individuales del mundo árabe. Hoy, algunos periodistas sólo destacan el rol de tirano de Kadafi, “olvidando” hacer cualquier comentario que afecte, opaque o dañe las “sangrientas joyas de la corona británica”.
Sólo pretendemos que se diga la verdad: Kadafi es un dictador que no merece gobernar al digno pueblo Libio. Pero también reflexionemos sobre las verdaderas “razones” de la brutal intervención armada de todas estas naciones productoras poderosas del “oro negro”. El restaurador de las leyes resistió el bloqueo militar Anglo-Francés a nuestra patria, esto le valió una persecución salvaje en casi todos los libros de historia universales hasta nuestro propio presente. Tantas calles y localidades llevan nombres de “dudosos próceres nacionales” mientras que Juan Manuel sólo tiene su altar elevado en el corazón agradecido de millones de lúcidos compatriotas. Las Naciones Unidas apoya rápidamente los internacionales litigios que “ofenden” los intereses de las potencias mundiales; los otros pueden esperar un tiempo que aún está lejos de llegar.
No escuchamos que se haya juzgado a algunas autoridades del servicio de inteligencia de Los Estados Unidos o a George Bush, por mentir en cuanto al armamento nuclear, que no existió, en Irak. Motivo esgrimido para intervenir militarmente las tierras y los pozos petrolíferos del ajusticiado Saddam Husein. Sin apoyar los atropellos de Kadafi, manifestamos que mucho menos nos gusta ver a las potencias económicas y militares del mundo masacrar a pueblos inocentes. Más dolor causa ver el silencio de tantos comunicadores sociales, que por lo menos deberían trazar un paralelismo entre estos bombardeos y la ocupación militar ilegal de nuestro territorio nacional austral. De esto, aunque sea de esto, no tiene la culpa Marcelo Tinelli… ¿O sí?...
Máximo Luppino
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