miércoles, 26 de septiembre de 2012

0 NAVIDAD, EL COMIENZO


Se aproxima un nuevo nacimiento, se aproxima una nueva oportunidad, todo puede ser mejorado, se aproxima la navidad. El aire que respiramos tiene sabor a paz. Los días llevan impresas horas de esperanza. Hay entre los hombres más bondad, se aproxima la navidad. Los silencios son profundos, las emociones traen torbellinos de evocaciones doradas, se aproxima la navidad. Nace un niño que es DIOS, nace la redención para los hombres, los pájaros están dichosos, el mundo refuerza su amor a DIOS.
Las noches exhiben un desfile de estrellas magníficas, ellas también desean presenciar el milagro del pesebre. Manos temblorosas se unen entre sí en celestial oración, se pide fuerzas para el agotado, alegría para el desdichado, sabiduría para todos. DIOS reposa en un establo, entre animales que lo custodian con sublime devoción. El cetro alquimista de la redención de la humanidad reposaba sobre la gramilla recién cortada, como enseñándonos que entre las estrellas y los pastos sólo existe un instante de diferencia. Como si nos contara  que las formas están llamadas a cambiar y adecuarse a las nuevas necesidades del protagonista, que sólo el SER permanece inmutable.
Es navidad y otro portal de felicidad se abre ante nosotros. Sólo nos queda dejarnos llevar por la bondad gravitante en el seno del espíritu universal. Ese niño hecho DIOS nació entre nosotros para liberarnos del yugo cruel de nuestra propia ignorancia. Las luces navideñas tintinean refulgentes, cargadas de buenos augurios. Los clarines angelicales despuntan himnos de gloria, el niño Dios nació entre los hombres. Hoy recordamos aquel episodio maravilloso y redentor. ¡Los pecados podrán transmutarse en hechos virtuosos! Las sombras lúgubres desaparecerán, el mal emprenderá su retirada del corazón de la humanidad.
Recordamos tantas navidades, tantas noches buenas, tantos milagros guardados secretamente en nuestras almas, que sólo nos queda agradecer a la vida por su insondable generosidad. Mañana, las mesas familiares estarán llenas de ilusión, de pedidos, de nostalgias y de magia. Mañana, un ejército de ángeles nos recordará que Dios nos ama y nos sostiene. Los milagros continuarán marcando los sueños de los hombres. La magia de la vida seguirá empernada en el mundo. La bondad mantendrá su sitial de privilegio cósmico. La verdad brillará eternamente por sobre las miserias ancestrales y caducas. Nuestro barrio bien comprende la navidad. La ciudad de Santa María encontró su nombre, su destino y gloria. Un barrio, un pesebre, en niño Dios y nuestros ojos llenos de lágrimas de incontable dicha. Mañana, todo será más maravillosamente dichoso.

Máximo Luppino 

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