miércoles, 26 de septiembre de 2012

0 “¡En política hay que sanar los males, jamás vengarlos.!”


Comprometernos con lo positivo, emparentarnos con lo constructivo y caminar por el camino del bien, suena liviano para los cultores de la ira y de la venganza. Pero llegará el día en que mirando hacia nuestro basto interior, de la mano de la tenaz introspección, aflorara el puro discernimiento. Entonces la oscura caverna del utilitarismo se iluminará con la pura razón intuitiva. Sólo quedará en pie los pensamientos fraternales y solidarios. Las obras dignas de contener amor serán destacadas; Lo demás será apreciado como una pesada pesadilla de la cual al despertar rápidamente deseamos olvidar.
Esta célebre frase de Napoleón I: “¡En política hay que sanar los males, jamás vengarlos!” conmovió nuestra atención, las verdades poseen esa propiedad, son reconocidas instantáneamente apenas podemos apreciarlas. Modestamente ampliaremos el sabio concepto y  afirmaríamos que en la vida plena no tiene sentido la venganza. Por supuesto que esto para nada sugiere que no exista la justicia en sus diversas y múltiples formas en que la humanidad la considera. Confundir justicia con venganza es un yerro drástico.
Existió un gran sabio que manifestaba que la venganza “Siempre era un sentimiento ruin de quien la sentía”, ya que todos los hombres saben que “cosecharemos nuestra siembra”. Pretender venganza es usurpar prerrogativas propias de la infinita vida divina, más en sintonía con la compasión sublime que cualquier sentimiento primario del hombre primitivo.
¿Tiene la humanidad tiempo para la venganza? ¿Tenemos margen para seguir desangrándonos por obsesiones ancestrales? Alguien afirmó que: “¡El ojo por ojo, forjara una humanidad ciega a la verdad y a la belleza!”.
Sentimos que la perseverancia disciplinada es la herramienta del sabio, en cambio el uso de la fuerza en forma compulsiva para “disciplinar voluntades” genera profunda rebelión. Llegando el día en que en su justa maduración busca otros horizontes más perfectos donde manifestarse.
“Es pobreza de espíritu obstinarse en devolver el daño que se ha recibido” esto manifestaba  Friedrich Nietzsche
Los pueblos depositan su confianza en sus dirigentes religiosos, sociales y políticos, esa FE otorgada por las comunidades comprometen a los lideres a edificar acciones constructivas y sanas. En el sublime afán de generar el bien común no hay ni tiempo ni lugar para los estériles revanchismos. Un dirigente no tiene derecho alguno en pensar en términos personales, siempre debe pensar el plural.
El deseo de venganza está próximo al individuo frustrado. El perdón y la alegría brotan naturalmente del hombre realizado y feliz.
Política en acción es ciencia y arte mancomunados entre si para crear una comunidad mundial más libre y justa, igualitaria y fraternal.
En el supremo ideal de “LA COMUNIDAD ORGANIZADA” hay sólo sitio para los pensamientos correctos y para los hombres de corazón bueno.
Recordemos todos los días y a cada instante generar algo bueno, desgranar una sonrisa, regalar un gesto de ánimo positivo, en síntesis ayudar a empujar hacia adelante el pesado carro de la humanidad. Teniendo en cuenta que cada peldaño que subimos no forja como seres más fuertes y libres.
Siempre recordamos la verdad expresada por el General Perón cuando afirmó que: “Nadie se realiza en una comunidad que no se realiza”
El objetivo es el avance grupal.
Máximo Luppino

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