A esta altura de los acontecimientos históricos mundiales ya son muchos los ciudadanos del mundo que empiezan a pensar que Obama es uno de los presidentes más blancos y rubios que habitó la casa blanca. El presidente de los EEUU, coherente a la vocación intervencionista de los imperios, pretende marcar los tiempos de marcha de los pueblos del planeta. Ahora, Obama, olvidando, la tremenda irresponsabilidad que le cabe al capitalismo financiero mundial de conducir las economías del mundo a un angustiante pantano bursátil, donde aún no se encontró el camino certero de sana recuperación, posee el desparpajo de querer “gobernar” los tiempos cívicos-políticos de la hermana nación cubana. Todavía resuenan las bombas en Libia, y ya Washington pretende instalar otro conflicto fronteras afuera de su país.
El único país del globo terráqueo que lanzó dos bombas atómicas contra la humanidad en Nagasaki e Hiroshima en Japón, hasta las guerras en medio oriente, pasando por la intervención del Panamá y el apoyo logístico-armamentístico-financiero a Inglaterra en nuestra lucha por nuestras amadas Islas Malvinas, con un sin número de intervenciones armadas para su propio provecho económico, esto son los Estados Unidos De Norte América. Con este historial de sangre y voracidad bélica, pretende ejercer ese desubicado e impropio rol de “Sheriff del mundo”, “vigilante de las democracias universales”… ¡Que infame osadía!...
Nosotros, los hijos del glorioso Movimiento Nacional Justicialista, les contaremos a los más jóvenes nuestra versión de los acontecimientos mundiales. Versión mucho más ajustada a la realidad que las hollywoodenses interpretaciones históricas. Este es el contexto del basamento doctrinario filosófico esbozado en nuestra militante marcha: En su letra “Los muchachos Peronistas” cuando con toda razón afirma: “combatiendo al capital”. Las estrofas lanzadas al viento por millones de compañeros valientes tienen ese concepto, no al dinero que proviene de la explotación del hombre sobre su semejante. Bienvenida la materia como elemento de realización social e individual, como un bien concreto que nos permite alcanzar mejores logros intelectuales y espirituales. No somos adoradores del “Becerro de oro”. Esperamos que el mandamás Yanqui, permita a los demás pueblos caminar al son de sus propios ritmos evolutivos. Deseamos que las superpotencias permitan a los hombres vivir en paz, sin guerras ni intervenciones militares digitadas desde las necesidades de petróleo o diamantes. Mañana vendrán por lo que les falte, sea esto alimentos, agua o poesía. En una de esas a punta de fusil, tal vez pretendan que nuestro pueblo alegre con sus versos y canciones llenen su existencia hueca y vacía por tanto sufrimiento exportado. Desde nuestras raíces resistiremos en este tiempo que nos toca vivir y nuestros hijos en el que vendrá. Ya que un mundo mejor se está gestando, desde un nuevo orden humanista y globalizado en el igualitario parámetro fraternal y solidario. En ese universo de mayor felicidad, Latinoamérica ya está armada con instrumentos musicales, arte y cultura de hermanos. Donde está la conciencia despierta, los abusos de los prepotentes no podrán instalarse. Si Cuba es lo que es en lo bueno es por la calidad divina de su pueblo. Y si cuba tiene necesidades es más por la voracidad Estadounidense de someterlos que por cualquier equívoco de su pueblo. En una de esas, es hora que el régimen Norteamericano implemente una evolución en su relación con las otras naciones. En una de esas comprendan “los amos del mundo” que todos los hombres somos iguales ante DIOS.
Máximo Luppino
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