miércoles, 26 de septiembre de 2012

0 EL CAMINO QUE ELEGIMOS


Alguien dijo: “¡Hay tantos caminos como caminantes deseosos de caminar!” Todos elegimos qué sendero transitar. El recto y límpido sendero de la conducta ecuánime, que requiere autocontrol y compromiso solidario con nuestros semejantes, en el que la palabra dada es más confiable que cualquier documento lacrado en pomposa y ornamentada escribanía, es sin duda la perla especial del collar de la ética humana.
En ocasiones, infantilmente, los hombres creemos en los atajos, entonces nos hacemos trampas a nosotros mismos. Nos mentimos. Mintiendo nos ilusionamos con una pompa de jabón que se destruye al menor contacto con la realidad. Y peor aún, a veces nos desubicamos de tal suerte que pretendemos juzgar a nuestro prójimo. Pero las charlas de café están signadas a ser una escuela de frustrados, a no ser que lo que se comparta sean genuinos ideales.  Existen quienes trabajan, y están los que deambulan como proyectos de hombres criticando implacablemente a los que realizan y concretan en hechos sus anhelos. El “se debería haber hecho esto o lo otro” sólo poseen derecho a esbozarlo los que dejaron callos en el duro arado del mundo del pensamiento creador. Todos los demás debemos empeñarnos en aprender a ser libres y fraternales.
Estamos aprendiendo todos a ser mejores personas. Estamos ejercitándonos en el sublime arte de ser útiles a nuestra sociedad. También evolucionamos renunciando a las superfluas estocadas de la baja esgrima dialéctica de los cultores del verbo decadente de la injuria. Intentamos aprender de todos. Tampoco es válida la renuncia de aquel que no posee nada a que renunciar. Pero cuando un individuo tiene medios para responder o fuerza para imponerse y no ejerce presión para ser “dueño de la verdad”, estamos entonces ante un hombre que transita una pacífica y devocional resistencia ante las injurias.  
Para colocar ejemplos certeros a estas líneas, opinamos que nuestro Intendente, el doctor Joaquín De La Torre, ha sido calumniado despiadadamente por un grupo de pseudo-políticos. Algunos de ellos con apetencias de ser considerados intelectuales. Pero  nunca escuchamos de JOAQUÍN una sola palabra pública en su propia defensa. Joaquín Habla a través de su conducta. Tampoco nuestro intendente dejó de estrechar la mano de aquellos que intentaron minar su voluntad de servicio al pueblo de San Miguel. “Ese”, que no iba a finalizar su primer mandato, se convirtió en el primer intendente en ser reelecto en nuestro municipio por expresa voluntad popular.  Aún encontramos buceadores de pantanos lúgubres que hurgan el pasado con auténtica vocación destructiva. Mientras, Joaquín trabaja para mejorar la eficiencia de la comuna puesta al servicio de todos los vecinos. ¿Qué tal si todos sumamos algo concreto y positivo para el vecino, en vez de holgazanear colocando piedras en el camino?...
Pero bien, todos gozamos del libre albedrío que DIOS nos ha regalado en su infinito amor a nosotros, sus hijos. En fin, cada uno es “artífice de su propio destino”, y la rueda de causa y efecto gira sin cesar movilizando la soberana ley del merecimiento, como un efecto de las causas que nosotros mismos generamos. Una caricia de ayuda va a ser recordada por siempre, un golpe artero está condenado al desierto del olvido. La flor trasciende sus propias espinas. El tolerante tolera “ganando el cielo”; el burro elige sus mejores patadas para jorobar a su rededor y hacerse notar en tal primitivo ejercicio. 
Trataremos de poseer la fortaleza de Joaquín, imitando su bondad que no equivale a la pasividad permisiva de los errores. Es simplemente conocimiento de que el bien final se impone. Conciencia de que sólo ayudando nos ayudamos. Dios quiera, podamos elegir el camino correcto en nuestras vidas.
Máximo Luppino

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