0 GRACIAS AL VACÍO

El espacio infinito abraza la solemne vacuidad que es el principio vivo de la creación. Vacuidad que contiene en sí misma la materia prima de la naturaleza en constante movimiento evolutivo. Gracias al “vacío” de la vasija ésta puede ser llenada de la apetecible y cristalina agua que apaga nuestra sed. Gracias al “vacío” del interior de nuestras casas, podemos guarecernos en ellas y desarrollar nuestro hogar bajo la luz de las estrellas que se asoman curiosas por las abiertas ventanas. Gracias al “vacío” entre árboles y plantas podemos caminar gozosos por el jardín de nuestros anhelos.
Es el “vacío” lo que permite la creación y el desarrollo. Lo paradojal es que el “vacío” está lleno de conciencia divina cósmica, ya que la “nada” es una ignorante presunción. Lo “lleno” y lo “vacío” son claros oscuros de la vida en expansión contante. Deseamos “vaciar” nuestra atención de antiguos prejuicios, de obsoletos precarios conceptos, de pensamientos arcaicos primarios y rudimentarios; así predisponer nuestra mente a un “VACÍO” expectante para que pueda ser llenado de nueva creadora inspiración. Es ese espacio insondable el que hace irresistible elevar nuestra mirada al cielo. Es la profundidad del océano con sus incontables dominios de agua y sal lo que nos invita a navegar por los secretos del tiempo eterno. Por fin escuchamos la música del campo libre de contaminación ambiciosa; en su “vacío” se encuentran jinetes nobles cabalgando de cara al sol.
Es ese vacío en el cuaderno blanco el que permite ejercitar letras y palabras a nuestros dulces niños. Es ese vacío el que nos llama a construir y edificar fortalezas de creaciones nuevas. Contemplar el vacío es estar cara a cara con el futuro que nos insinúa los designios que se aproximan raudamente. Por último, gracias damos a este vacío nuestro que nos hace aguardar la bendición de DIOS.