El primer presidente afroamericano de los E.E.U.U. Barack Obama se topó con el primer contratiempo, que por modesto, no deja de ser llamativo; la jura como presidente de la mayor superpotencia del planeta había sido fallida. Se tuvo que efectuar una nueva promesa presidencial, ésta sí, acorde a los dictados del estricto protocolo por peligro de impugnación por rígidos ribetes judiciales. Nos preguntamos si simplemente fue una falla, como tantas ocurren, o si una “mano conservadora” envió una temeraria señal imperialista. Máxime cuando la asunción de Obama como presidente había despertado tantas expectativas internas en Estados Unidos y en el resto del mundo que observaba atentamente los primeros gestos presidenciales de un hombre que hasta la fecha ha despertado tantas expectativas internacionales. En este impresionante contexto planetario, inaugura su gestión con un yerro presenciado olímpicamente por todos. Si bien hacemos votos para que este incidente se trate solamente de un “lamentable equivoco”, no podemos evitar pensar en el penoso destino de los Kennedy, el de Luther King, y en el del Abran Lincoln, presidente que luchó contra la esclavitud en el país. Obama juró sobre la Biblia que había utilizado Lincoln en su jura presidencia, todo un símbolo de criterio político que, imaginamos, debe molestar a más de una mente retrograda que siempre abundan en los círculos de poder.
Los imperios guardan secretos de sangre y fuego guardados bajo “siete llaves”, también existen “acuerdos” espurios internacionales que hacen parecer a Maquiavelo como un autor de infantiles cuentos de hadas. Recordemos que Bin Laden no es “encontrado”, ni siquiera es “ubicable” por el ejército más poderoso del mundo; ¿Alguien protege al sindicado como autor del mayor atentado terrorista fronteras adentro en Estados Unidos?...Muchas preguntas sin respuestas. Algunos periodistas locales no se atrevieron ni siquiera a deslizar una leve crítica a la desventura de la jura presidencial de Obama, su “vocación” Anglosajona no se los permitió…
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja
 
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