¡Un sábado distinto!, un sábado que huele a epopeyas pasadas, que nos refleja lucha y lealtad, que nos recuerda nuestros orígenes y nuestros compromisos en trabajar por una sociedad más justa y soberana. Hoy el gran caudillo de Lanús partió hacia el cielo de la inmortalidad, hoy Don Manuel Quindimil entona “la marchita” desde el corazón mismo de un universo silencioso y solemne en la coherencia de vivir por un gran ideal.
Don Manuel fue hijo de inmigrantes españoles, ya a los 13 años trabajaba en el comercio de sus padres llevando mercaderías a domicilio, la acción de servicio así comenzaba. Trabajó en el frigorífico Wilson, donde comenzó su carrera político-sindical, fue entonces que el glorioso 17 de Octubre lo cuenta como uno más de los cientos de miles de trabajadores que reclamaban por la libertad de Perón. En 1948 ingresa como empleado en la municipalidad de Lanús donde, luego de dos años, fue elegido como delegado, su destino de protagonista lo forzaba a continuar luchando. Luego del golpe asesino de 1955 se establece como miembro de la histórica “Resistencia Peronista”.
El siete veces intendente de Lanús tenía ataviado su despacho como un verdadero templo Peronista, todo es de Perón y de Evita, con las muchas imágenes de la Virgen María y estampas de FE en Nuestro señor JESUCRISTO. Una fuente de agua fresca genera una cascada de emoción y el Justicialismo cobra más fuerza en la memoria del gran intendente. Era y es “uno de los nuestros”, un soldado de la causa nacional, uno que amaba y vivía con los maravillosos códigos de antes, no necesitaba de ningún psicólogo para “interpretar” su vida; el inclaudicable espíritu de trabajo y lucha hispano lo guiaba. Diría Don Manuel: “POR MIS VENAS CORRE SANGRE PATRIÓTICA Y PERONISTA”… ¿Hay algo más que agregar?... ¡¡¡Hasta siempre, DON MANUEL!!!
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja
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