martes, 25 de septiembre de 2012

0 FUNCIONARIO O JEFE


El poder del funcionario radica en el empleo discrecional de una “impiadosa lapicera” que utiliza atrincherado y enmohecido entre huérfanos biblioratos repletos de perdidos expedientes mudos.  El jefe posee el poder de su desplegada conciencia, el jefe sabe, guía, conduce más allá de su intelectualidad. Un hombre se convierte en jefe por la conexión con su YO interior. Existen jefes en fábricas y en abiertas oficinas, también hay jefes músicos, atletas, barrenderos y albañiles, los jefes protegen a los suyos y no ostentan la sublime dimensión de su jerarquía.     
En cambio, los funcionarios son fáciles de encontrar, están perpetrados  detrás de insensibles escritorios calculando cómo encantar a incautos contribuyentes. Los jefes se construyen a sí mismos, se forjan en el fuego del servicio y en la gimnasia de pensar en sus semejantes.
Ciertos funcionarios nacieron libres y dichosos; pero el tedio burocrático, la falta de sol y naturaleza, los encarceló en bursátiles celdas aisladas. No obstante en cada tecnócrata subyace el deseo de ser útil y liberarse de las horas muertas de trámites entorpecedores. Los jefes son como la lluvia abundante en calurosa jornada, refrescan y alivian todo lo que tocan, también estos singulares hombres se asemejan al viento que está presente en todos los lugares y que sopla bravío en todos los parajes cuando así lo determina. El libro de cabecera de los burócratas no es la santa Biblia, ni el Corán, tampoco el Tao Te King o el legendario Bhagavad-Gita,  menos aún los inmortales Vedas…Tal vez sí estos afanados  técnicos se deleiten con el código de procedimientos  o al gélido código penal…
La evolucionante humanidad moldeará en todos unos corazones más sensibles, un intelecto amplio y un alma generosa. El potencial real de cada ser es idéntico y, trascendiendo nuestro rol circunstancial social, llegaremos al tan mentado séptimo cielo de los férreos devotos, donde funcionarios y jefes continuarán hermanados.



Máximo S. Luppino

Publicado en el DIARIO LA Hoja

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