En el complejo universo de sentimientos íntimos que experimentamos con amigos, hijos, cónyuges, compañeros de trabajo, apreciamos que los afectos mal comprendidos nos juegan algunas "malas jugadas". En el afán de complacer o de "cuidar" sentimientos allegados a nuestra intimidad, nos colocamos en la dolorosa posición psicológica de ser "rehenes del afecto". Para agradar o "no defraudar", se comete el lamentable error de no manifestar honesta y libremente nuestros pensamientos y pareceres.
También existe la horrorosa situación de quienes "manipulan" el afecto para ciertos privilegios personales; desde los celos, hasta la "tiranía" familiar que en ocasiones nos duele observar. Estas situaciones están alejadas del verdadero AMOR que tiene que ver con la entrega desinteresada a los seres amados. El amor busca la felicidad del otro, a través de la libertad y de la completa realización interior de nuestros semejantes. Los afectos pueden poseer ribetes egoístas por apegos personales. Las manifestaciones de sentimientos más sublimes jamás pueden pretender la dependencia de una persona a otra por "afecto", o "miedo a la soledad" o "que lo dejen de lado"…Recordemos ese hermoso libro "Los árboles mueren de pie "de Alejandro Casona y tendremos certeros ejemplos de lo que estamos hablando. Debemos honrar la vida viviendo con fortaleza inclaudicable, nadie con sinceros sentimientos "quiere a una mujer o a un hombre de rodillas", esto tiene que ver más con aspectos siniestros que con los milagros del sano querer. Tal vez el sublime concepto de integridad individual y no dependencia a los "ritos sociales" llevó al genial ALMAFUERTE a decir: "Y al echarte en la caja de los muertos, menosprecia el llanto de los vivos". Siempre hemos interpretado estos conceptos de los "siete sonetos medicinales" de Bonifacio Palacios como un glorioso canto a la libertad de espíritu, y al no apego a las niñerías hipócritas de quienes en un rato lloran y al momento ríen, con total superficialidad en los dos momentos, ¡Jamás, "rehenes del afecto"!...
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja
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