Diciembre llega con sus luces y villancicos, llega luego de la fatiga del año que lentamente se adormece para dejar paso al ciclo nuevo, siempre reiterado.
Algo del cielo desciende con mansedumbre de ángeles y candor de estrellas, un lazo de amor sujeta la familia y desarrolla la amistad venerada en tantas horas compartidas. Diciembre llega con su bagaje de nostalgia y reminiscencias. En el patio familiar, aroma cálido de nuestros abuelos, de nuestra niñez simple que jamás partió de nuestro corazón; llega con el vértigo inocente de los chicos que quieren jugar eternamente para que esa fotografía de unidad sea inmortal...
¡Si queremos podemos!.. La magia del espacio nos prestará sus partículas de creación libre y el arquitecto de sueños sonreirá desde su fortaleza invulnerable de FE ABSOLUTA… -¡Dale, armá el arbolito! , decoralo con simpatía, regalate belleza a vos mismo… la belleza es la sustancia esencial de nuestro SER.
El vecino, después de todo, no es tan molesto… seguro que también nosotros tenemos defectos reiterados… El barrio quiere VIVIR mucho más allá de su tiempo polvoriento y de sus días arduos. El barrio se prepara para navidad… ¡Algo bueno va a suceder!..¡Dale, armá el arbolito!... decoralo con tus mejores momentos, cantale tus canciones más dulces, arréglalo con tus esperanzas de felicidad…
No estamos solos…Estamos conectados con todos los momentos de aquellas maravillosas noches que están latiendo en nuestra evocación…
La mesa estará servida, más de un invitado celeste estará sentado junto a tus niños y los duendes protectores tejerán travesuras en torno del arbolito que con tanto cariño armaste…
Es diciembre, mes de abundancia y reminiscencias, de cohetes, sidra, pan dulce y, sobre todo, de nacimiento pujante…¡ARMÁ EL ARBOLITO!...
Máximo S. Luppino
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