La confianza es la esperanza y seguridad que poseemos en nosotros mismos, en alguien o algo. Sin dudas no podemos llevar adelante ninguna acción de significativa importancia si nos falta ésta definida y poderosa fuerza moral fruto de las más íntimas convicciones internas.
Está claro también que no podemos adquirir “confianza” en la ferretería, si así fuera habría a diario interminable espera de compras; y en este juego, casi perverso, de oferta y demanda cotizaría en exorbitantes cifras…
La confianza en nosotros mismos la construimos laboriosamente a lo largo de toda nuestra vida, en la medida que conquistamos nuestra seguridad íntima la reflejamos inexorablemente a nuestro rededor. Toda acción material se origina y reposa siempre en un concepto ideal, en un pensamiento definido; poco importa si la acción concretada en el planeta es pequeña o faraónica, ambas por igual se originan en un concepto mental, en la idea, en el todopoderoso mundo del pensamiento. Los “gurúes” de Wall Street afirman que el derrumbe bursátil de estos días se debe, en parte, a una crisis de CONFIANZA…Algo tan material como el papel moneda que permite sostener a la sociedad en un orden de adquisición e inversión está basada en una noción virtual de valor.
Cuando se contrata un proveedor de pólizas de seguros o un vendedor de autos usados se hace profundo hincapié en la transparencia y confianza que pueda despertar el nuevo empleado en los clientes. Si nos detenemos en el vertiginoso mundo político apreciaremos cuan presido es un candidato que despierte confianza en los votantes. Pero esto son sólo ejemplos relativamente mundanos de confiabilidad, introduciéndonos en nuestro insondable mundo espiritual descubriremos la perfecta confianza que emana de nuestra verdadera identidad divina. La confianza es una formidable fuerza moral que se construye con sinceridad y estoica disciplina al servicio de la comunidad.
Todas las relaciones se alimentan de CONFIANZA como los ríos abrevan de su oriundo manantial.
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja
0 comentarios:
Publicar un comentario