martes, 25 de septiembre de 2012

0 Marcar el paso


La babosa deja su huella húmeda y rastrera en su lento derrotero, el lince se desliza en la sabana como un audaz rayo de luz centelleante; y si bien las dos son criaturas únicas e igualmente apreciadas por DIOS, los hombres en ocasiones debemos optar a quién asemejarnos.
No debemos confundir prudencia con inoperancia, ni rapidez con atolondramiento, por esto debe reinar el fino discernimiento.
Los responsables de organizaciones y empresas, al igual que los funcionarios con jerarquía, no sólo marcan el ritmo de su ámbito laboral sino que colorean, con sus pensamientos e intenciones, la atmósfera anímica de sus colaboradores.
Cada decisión concretada  nos conduce hacia un concepto que se tornará nuestra “etiqueta de presentación”, la cual tomarán los demás como punto de partida para una relación.
Marcar el paso, señalar el rumbo, dejar huellas, abrir caminos es vocación inequívoca de los pioneros de las transformaciones humanas. Aplastar nuestros propios prejuicios y erigirnos en soberanos absolutos de nuestras íntimas convicciones es el camino del líder.
Un conductor suele ser criticado por sus decisiones, combatido por sus oponentes, respetado por su ecuanimidad,  amado por su capacidad de justicia y su sentido de lealtad.
El magnífico cóndor emprende su vuelo triunfal sin consultar su ruta de vuelo, él es el rey de las alturas y sólo comparte su reino de gloria con las solitarias cumbres heladas cercanas al sol. Cumplir con nuestro deber es volar como el magistral cóndor, esquivar nuestras responsabilidades equivale a transitar por las sombras de la incertidumbre.
Marchemos a paso firme hacia nuestro destino de realización y libertad.
     
Máximo S. Luppino

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