Siempre existieron los “come estiércol” que, como sanguijuelas insaciables, intentaron aferrarse a todo vestigio de poder. Así fue a lo largo de la historia de la humanidad. Las hienas agazapadas devoran los restos de los animales cazados por el magnífico león.
Existen más carroñeros en la política que en la jungla propiamente dicha. Cuando el ex presidente Néstor Kirchner “parecía” alejarse del justicialismo estructural algunos “compañeros” revolearon el bombo, criticaron la marchita, dejaron de lado el “pochito” y se calzaron arteramente una boina negra que jamás les ajustó bien. Huían espantados de las gloriosas Unidades Básicas para ser agregados, sin invitación, de electorales Victorias…
Todos sabemos que cuando el compañero ex presidente decidió reorganizar el justicialismo originó un aluvión de “militantes” que “volvieron a la casita de los viejos”.
¿Cosas de la política? ¿O sólo el fundamento de futuras traiciones? Un amigo muy cercano asegura que “los conversos están siempre forzados a mostrar más convicción que los leales”.
En la soledad de la noche el gusano sueña con ser halcón y su sueño es el cimiento de futuras trasformaciones. El peronismo no se rinde y su nutriente sagrada está en el corazón de los viejos peronistas que amaron la causa nacional; y, por supuesto, también en la pujanza de los jóvenes compañeros que se emocionan con la epopeya patriótica de PERÓN y EVA.
Peronismo de peronistas y sobre todo de hombres de buena voluntad. Más allá de las ideologías reina la VERDAD que siempre bendice la honestidad de criterio. En última instancia la importancia de las ideas radica en la sinceridad con la cual las abrazamos.
Todos son bienvenidos al Peronismo. Vivamos nuestra historia en todo tiempo y lugar sin olvidar que el fundamento de la acción política es el servicio a nuestros semejantes, afrontando con dignidad los vaivenes de las circunstancias electorales.
Máximo S. Luppino
Publicado en El Emubudo de Sebastián Dumont
Publicado en el DIARIO LA Hoja
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