Los “caga tintas” de siempre se esconden tras los arteros renglones de expedientes carentes de sentido común, los tecnócratas están alejados de las realidades populares para enfrascarse en un sinfín de subterfugios que les permite aseverar que: “DIOS está ajeno de lo cotidiano”...
La política con sus nobles batallas sociales “contempla” las acciones técnicas necesarias; ahora bien, cuando se establece un exceso de los cálculos en desmedro de la inspiración constructiva se establece un tremendo conflicto de intereses entre el bien común y “los números que no cierran”, frase lastimosa de economistas y marionetas monstruosas que pretenden ahogar la pujanza de los políticos. Por cada técnico que “dibuja” cifras tras un frío escritorio, han existido miles de militantes barriales que lucharon denodadamente para alcanzar en triunfo electoral que permite a los “cuellitos duros” ostentar francesas fragancias muertas.
Lo más triste es ver arribar facultativos de fuera del distrito para darnos clases cívicas de derechos propios, pretendiendo pisotear nuestras libertades adquiridas por el propio amor territorial de nuestra idealizada localía. Atacan los tecnócratas con sus máquinas de calcular y sus oraciones complejas desprovistas de todo ánimo popular, si el dinero es un “invento” del hombre para ordenar la economía y sus bienes, también el hombre debe asegurarse que el dinero alcance a todos, en especial a los más humildes, y si no llegan los alimentos a todos es por desmedida ambición de unos pocos…
Motivación y técnica deben ser sabiamente combinadas para lograr el éxito que nuestra gente merece, pero no debemos caer en manos de individuos que cortan y degluten la “torta” amasada con popular sudor. Éticos de fantasía, idealistas de shopping, literatos del New York Times, generales de batallas jamás libradas. DIOS existe en números infinitos, DIOS existe en la eternidad del BIEN SUPREMO, más allá de un asiento contable.
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja
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