miércoles, 26 de septiembre de 2012

0 UNA OFICINA, UN FEUDO


Cuatro paredes, sin entusiasmo de los moradores, son fríos muros dónde sufre el corazón, una cárcel dónde se opaca la luz del ánimo, la ausencia de objetivos superiores es como transitar sin rumbo por un desolado desierto sin oasis. El imperio de los expedientes tiene trampas escritas con sínica astucia, son dominios delimitados con leyes que, según las manos que las manipulan, dan y quitan razón simultáneamente.
El pecado del feudo es el de conceder algo para quedarse con todo, intentar maniatar la libertad del prójimo con los grilletes modernos de inadecuadas leyes y obsoletos reglamentos. Una horda de abogados, escribanos y contadores se han convertido en los "celadores" indispensables de un mundo urbano que oprime la creatividad transformando lo simple en complejo… Muchas planillas, demasiados escritos, oficinas que construyen expedientes folio tras folio sellados y visados en un laberinto de reglas que en muchos casos jaqueó la intensión correcta oriunda. La sociedad irá volviendo a la vida armónica en la medida que sepultemos la mentira, y que la palabra empeñada sea un verdadero documento dorado, emitido desde el corazón y rubricado en la infinitud del alma por su mano de total sinceridad.
La tinta seca estampada sobre el blanco papel llora al árbol virtuoso que murió para que un expediente viva. En el libro renovado de nuestros días redactemos hojas completas de libertad y conocimiento, así el sacrificio realizado por los benefactores de la humanidad tendrá sentido en nuestras consciencias. El feudo de la mediocridad se va extinguiendo, las fronteras se extienden y los muros de la opresión se derrumban por su propio inútil peso de contradicción. Querido oficinista, el hidalgo quijote todo postergó para zambullirse en la majestuosidad de la campiña profunda arremetiendo contra los molinos de vientos de la decadencia, honrando para siempre la inmortal estirpe de los caballeros. Tu oficina debe ser un continente de armonía, siendo útil y eficiente para beneficio de nuestra comunidad, entonces será: una oficina, un remanso de paz…



Máximo S. Luppino

Publicado en el DIARIO LA Hoja

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