Fue Buenos Aires la única capital latinoamericana en la cual peregrinó la legendaria antorcha olímpica. El fuego atlético, tradicionalmente encendido por el mismísimo SOL, el soberano que a diario nos ilumina a través de sus poderosos y bienhechores rayos. Un lazo dorado, invisible y fantástico unió el templo de Hera en Olimpia, con todo su bagaje mitológico, con nuestra “reina del plata” de sabor a tango y adoquines, de nostalgias y esperanzas renovadas.
Por un instante fugaz pero interminable la ensoñación se apoderó de mí, y el inefable corazón localista me hizo soñar con la luminosa antorcha deambulando por San Miguel…El plácido sueño me sorprendió cuando me pareció divisar al actual presidente del HCD “Polito” Fuentes llevando en alto, con magistral dignidad, el sagrado fuego olímpico; con riguroso traje azul y corbata a tono, trotaba cual una gacela en la sabana, dúctil como un delfín jugando con las celestes olas marinas, mejor aún, era como un gran alpinista que busca las alturas a cualquier costo. De pronto…Prometeo en persona rescataba, una vez más, el sagrado fuego, aquél mismo que arrebató a Zeus para beneficio de la humanidad.
La aurora me llamó a la cordura y el gran Prometeo volvió al diáfano cielo azul del Olimpo de los héroes y dioses…A “Polito” le aguardaba una serie de eventos que debía organizar en su propio y merecido honor…Humanos y dioses, ignorantes y genios, cobardes y valientes, altos y bajos parecen confundirse en la maravillosa creación multicolor del único estupendo todopoderoso DIOS que nos ama a todos por igual.
Beijing 2008, China, el gigante asiático, que es potencia económica y cultural que parece expandirse aun más. Un Tíbet que es potencia espiritual y desea ser libre de la mano de sus contemplativos monjes que rezan y meditan bendiciendo incluso a sus opresores…Son revolucionarios del AMOR.
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja
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