Corría el año 1913 cuando Pacífico Chiacchiarini preparaba la tierra haciendo un hoyo con más esperanzas que certezas, con deseos de surgir y de vivir dignamente con el fruto de su esfuerzo. Listo el pozo, la “ceremonia” continuaba, su hijo Juan sostenía la, en ese entonces, pequeña plantita; al igual que parecían pequeñas las posibilidades de surgir y prosperar de la familia Chiacchiarini. Juan veía a su padre y sin saberlo entonces, estaban sembrando el peral que a la fecha es el más antiguo de la Argentina que se tenga noticia. Padre e hijo unidos por el anhelo de crecer sembraron el peral y con él sembraron la roca fundacional de su prosperidad. Hoy, en la chacra número 47 de la ciudad de Allen en la provincia de Río negro, la familia Brevi, descendientes de los Chiacchiarini ve florecer el casi ya centenario peral, que aún generoso brinda sus exquisitos frutos a los trabajadores de la tierra. Así lo documenta el diario Río Negro en una nota periodística sin desperdicios; nuestro país es considerado el más importante productor de peras del mundo.
Pensamos en la mística escena de Don Pacífico con su pequeño hijo Juan sembrando el peral, y recreando el episodio, se nos ocurre apreciar cuánta enseñanza encierra el episodio: Fe, laboriosidad, constancia, valores familiares y comunales, con mucha hambre de ser protagonistas de una rica historia que se proyectará a muchas generaciones. Cuanto paralelismo existe entre el peral más antiguo y la vida de nuestros próceres que sembraron Patria en la desolación y el anonimato. Nuestros ilustres patriotas SINTIERON más obligaciones para con la comunidad que egoístas derechos personales; desde ese punto sagrado de solidaridad y falto de egoísmo, San Martín, Belgrano, Juan Manuel de Rosas y tantos otros, forjaron nuestra nación.
El peral más viejo del país sigue dando frutos, como continua forjando patria la doctrina liberadora del General Don José de San Martín…
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja
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