El Movimiento Nacional Justicialista, a lo largo de su patriótica historia, protagonizó un sinnúmero de luchas a favor de los más humildes, de los necesitados y desposeídos. El Peronismo colocó a la nación de pie frente a las tiranías de los imperios dominantes y, en su canto de profunda identidad nacional: “ni yanquis, ni marxistas, PERONISTAS”, sintetizó su profunda doctrina siempre vigente de la “tercera posición”.
Desde los años 40 hasta la actualidad una legión de militantes continuó manteniendo en alto las banderas de Perón y Evita, uno de esos hombres es el intendente Jesús Cariglino, ejemplo de gestión y eficiencia, combinando equilibradamente la administración comunal con la acción política definida. Ocupado en el ciudadano concreto, trabajando en proyectos específicos para que estos se corporicen a favor de la comunidad. Los proyectos dormidos en los escritorios de los burócratas son como instrumentos musicales mudos, incapaces de manifestar dulces melodías.
La reciente creación de la planta de producción de combustible biodiesel es otra muestra inequívoca de la vocación de servicio del compañero Cariglino y de todo su equipo de gobierno. El ahorro de energía convencional, la creación de nuevos combustibles, junto al cuidado del medioambiente son algunos de los desafíos que los nuevos tiempos nos imponen. San Miguel y José C. Paz junto a Malvinas Argentinas conforman una región indisoluble; fraternidad de origen, vocación de grandeza e identidad popular soberana nos hacen disfrutar los éxitos en común, como cuando un hermano es feliz proyecta su alegría a la familia toda.
Cariglino jamás renegó de su origen justicialista y prefirió la coherencia doctrinaria al ridículo saltimbanqui de los políticos de poca monta que, asustadizos y pusilánimes, buscaron identidad en una tienda de disfraces; los peronistas reconocemos en él un genuino militante comprometido con su gente.
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja
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