La oposición política en San Miguel realiza su trabajo con profunda esmerada dedicación, aunque no compartimos muchas de sus agudas críticas. Disparan, con cierta falta de ingenio, que el Concejo Deliberante no puede transformarse en una “escribanía” del señor intendente municipal; imitando las mismas objeciones realizadas a nivel central en la Cámara de Diputados de la Nación. Por supuesto que no somos una “escribanía” del poder ejecutivo comunal, pero sepan algunos concejales que el HCD Sanmiguelino no va a convertirse en un “PATÍBULO” de las ilusiones de nuestro pueblo. Hablan casi en exceso de las bondades de la democracia, olvidando que Joaquín De La Torre posee mandato popular hasta el 10 de diciembre del 2011. Se esgrimen “ideas populares”, pero cierto tufillo desestabilizante flota por algunos lúgubres oscuros rincones ideológicos, lugares que se asemejan a madrigueras que albergan toda suerte de alimañas dañinas. Infinidad de correctas iniciativas surgidas de concejales de la “oposición” fueron recepcionadas gustosamente y aplicadas. Entonces: ¿de qué autoritarismo hablan?, ¿cuál es el nombre del juego?, ¿lo nuestro es impoluto y correcto, lo de los demás es sucio y profano?... “¡Dime de lo que te jactas, te diré de lo que adoleces”! Todos debemos continuar trabajando en los humanistas conceptos de tolerancia y flexibilidad; todos somos más o menos responsables de lo que sucede a nuestro rededor. Para pretender ser “mejor” que otros hay que esmerarse un poco más que simplemente denunciar errores y faltas, y parecer un francotirador al acecho de cualquier error que pueda cometer el que trabaja y se esmera. El universo de las acciones concretas y efectivas es mucho más complejo que el mundillo virtual de la crítica estéril y destructiva. Una nación se construye con poderosos ideales de servicio, de la mano de hombre resueltos de voluntad indomable. No con “revolucionarios de biblioteca”, ignorantes crónicos del sudor compartido. ¡Ni escribanía, ni patíbulo!...
Máximo S. Luppino
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