“El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre; una cuerda tendida sobre el abismo”… Así puntualizaba el infatigable NIETZSCHE en su obra “Así hablaba Zaratustra” la lucha existente en el hombre por SER y trascender. Entendemos por “superhombre” al ser humano enaltecido por sus ideales y por su inclaudicable vocación de servicio a la humanidad toda; un hombre solidario, un individuo sensible y comprometido con el dolor del mundo.
Las voces del egoísmo aún no se han acallado, es entonces cuando la lucha interior se desata entre la avaricia y la generosidad, entre las sombras sedentarias y rastreras frente a la refulgente luz de la inspiración.
En ocasiones la cuerda tendida se tensa al punto tal que parece cortarse. Pero el alma envía a los ángeles del discernimiento y paulatinamente recobramos el rumbo con prestante equilibrio. Al triste paisaje de rutas cortadas debemos contraponer la imagen feliz de los campos cultivados, de cosechadoras reuniendo alimentos para saciar el hambre de los pueblos. Nadie puede, ni debe, interrumpir el dialogo jamás. El desafío de la política es acordar una y otra vez, dialogar, pactar y concertar son las herramientas insustituibles para constituirnos en una verdadera “comunidad organizada”, donde estemos ávidos por cumplir con nuestros deberes y prestos a aliviar “la pesada carga del mundo”…Con resueltos gestos de buena voluntad “la cuerda cederá su tensión”, entonces la república florecerá en armonía y felicidad. Zaratustra no gemía, ni pretendía un hombre débil y lastimoso, Zaratustra era y es el gladiador interior invencible, siempre resuelto a continuar elevándose por sobre las miserias humanas.
¿Cómo hubiera actuado San Martín en estos días difíciles? ¿Qué hubiera hecho Manuel Belgrano ante estos sucesos de desencuentros?...Un poco más de esfuerzo, más tolerancia y no tensar la cuerda…
Máximo S. Luppino
Publicado en el DIARIO LA Hoja
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