0 CEFERINO NAMUNCURÁ

Los MAPUCHES son los dueños de casa, anfitriones de la FE; tejieron una unión entre diversas culturas. ¡Todo es posible, AMOR mediante!
Los místicos vientos patagónicos, creadores de proezas y leyendas, saludaron a más de 150.000 fieles que estuvieron presentes en CHIMPAY, Rió Negro; nada faltó, la liturgia católica se confundió naturalmente con los “hombres de la tierra”. Los rostros de distintas razas estaban hermanados por la mirada compasiva del santo CEFERINO.
Las agrestes planicies patagónicas se sacudieron con alegría singular, sus bosques de arrayanes, lengas y araucarias, los lagos enormes y las solemnes montañas saludaron una vez más al prodigio de su tierra…a su hijo NAMUNCURÁ.
¡La religión es la miel de los pueblos! Su sabor divinamente dulce conduce al perdón, a la tolerancia, a la ausencia de malicie…Esto quizás sea demasiado simple para algunos intelectuales que desean encontrar las respuestas en los engorrosos laberintos de la complejidad artificial de su propio egocentrismo. Pero poco importa lo que especulemos; todos, devotos o intelectuales, científicos o artistas llegaremos al mismo “sitio” por caminos diversos. La interrelación de las partes es cada vez más evidente y el sendero de la UNIÓN se manifiesta con armoniosa franqueza.
Las ideas no mueren (si es que algo muere); todo está demasiado latente, genuinamente VIVO. Quizás la voluntad oculta de CEFERINO no hubiera sido otra que la de manifestarse en CHIMPAY, ni en ROMA, ni en el VATICANO, tampoco en BUENOS AIRES… SÍ EN CHIMPAY, como un paraje solitario y alejado de los engaños citadinos y del vértigo absurdo de un materialismo sin alma… CHIMPAY, corazón de la FE autóctona, CHIMPAY paraje del ALMA.
MAPUCHES “hombres de la tierra”, padres de NAMUNCURÁ…

Máximo S. Luppino.



Publicado en el DIARIO LA Hoja el dia viernes 16/11/2007