0 El titiretero del Rencor

Oculto en los rincones oscuros de la vida, el titiritero del rencor prepara sus marionetas de trapo y cartón. Los muñecos inanimados son buenos, tienden a sonreír, a vivir libres, a moverse y opinar por sí mismos, pero su amo no los deja. Los induce a portar una mueca amarga, un rostro frío y un corazón con poco amor. El titiritero reposa en la voluptuosa fortuna que el juego de los hombres sin maldad le permitió acumular. Esconde su faz rencorosa que no le permite ser feliz y, en las sombras de la más rancia hipocresía, teje su red de enredos y desencuentros. Sujeta a sus títeres fuertemente con opresores hilos de intereses y prebendas esclavizantes. Todos aguardamos que nuestro insensible titiritero se inspire en la hermosa obra de Carlo Lorenzini (Collodi): Pinocho, en la que el amor del noble carpintero Geppeto impele a que el muñeco de madera cobre humana vida, convirtiéndose en un dichoso niño. Hasta ahora, el Sanmiguelino bufón encarcela y limita a sus marionetas a las desoladas comedias de estériles revanchas. Varios actos ya se sucedieron de esta deprimente novela de celos y mentiras. Las marionetas quieren cantar y hablar por sí mismas, los muñecos están tristes, quieren tener amigos, saltar y bailar, reírse libres bajo la luz del sol. El teatro está cada vez más vacío y apenado, casi nadie desea embarcarse en opacas cruzadas de crueldad y odio. Las divinas fuerzas de DIOS impelen a la gloria y no al mal…
Actuemos en una obra positiva, no corrompamos los sentimientos de nuestros semejantes sembrando resentimiento y oscuridad. Más bien creemos otras condiciones de acción, “Por cada espada que lastima, existen cientos de ángeles que lloran”. Tarde o tempranos probaremos nosotros mismos el dolor que infligimos a nuestros hermanos. Basta de títeres en el mundo, sólo queremos hombres libres…

Máximo S. Luppino

Publicado en el DIARIO LA Hoja.